
Más de un siglo después, del hundimiento del Titanic ocurrido el 15 de abril de 1912 continúa generando asombro e intriga en todo el mundo. En su primer viaje entre Southampton y Nueva York, el famoso barco considerado “insumergible” chocó contra un iceberg, lo que provocó la partida de más de 1.500 personas entre pasajeros y tripulantes.
Sin embargo, más allá de la magnitud de lo ocurrido, hay una pregunta que persiste con el paso del tiempo: ¿por qué se hallaron tan pocos cuerpos en el lugar donde descansan los restos del naufragio?
El Titanic fue localizado el 1 de septiembre de 1985 a más de 3.000 metros bajo la superficie del Atlántico, gracias a una expedición liderada por el oceanógrafo Robert Ballard. Aunque su ubicación general se conocía, fue necesario emplear técnicas especiales, como el rastreo de campos de escombros, para dar con el lugar exacto.

Ballard, conocido también por haber hallado el submarino Scorpion, insistió desde el inicio en tratar los restos con respeto. Aun así, en posteriores expediciones se recuperaron cientos de objetos personales y piezas del barco, que ofrecieron un vistazo conmovedor a aquella época.
Alrededor de los restos del Titanic se encontró un vasto campo de escombros con miles de objetos, pero muy pocos restos humanos. Aunque se recuperaron unos 337 cuerpos tras el hundimiento de los cuales 119 fueron enterrados en el mar y 209 llevados a Halifax, en el sitio exacto del naufragio se han encontrado muy pocos indicios físicos de las víctimas.
Exploradores como James Cameron, que ha visitado el Titanic más de 30 veces, han confirmado que nunca han visto restos de humanos en el lugar, aunque sí pares de zapatos que indican que allí yacieron en algún momento.
Las condiciones extremas en las profundidades temperaturas cercanas al punto de congelación, altísima presión y presencia de organismos marinos han contribuido a la descomposición de estos. Además, la falta de carbonato cálcico en esas aguas impide la preservación, haciendo que con el tiempo se disuelvan.
Ballard explica que, a más de 1.000 metros de profundidad, el agua ya no contiene los minerales necesarios para que los huesos se conserven, lo que provoca su desintegración natural una vez que el tejido blando desaparece.
Para muchos, la desaparición de los restos humanos añade una capa de misterio al naufragio. Algunos la consideran una consecuencia inquietante de la naturaleza, mientras que otros encuentran consuelo en saber que el océano los reclamó en su forma más pura.
Desde su descubrimiento, el Titanic ha sufrido un proceso de deterioro progresivo. Las expediciones han causado ciertos daños y, además, una bacteria que consume hierro ha ido debilitando la estructura. Se estima que, en unas décadas, el barco podría desaparecer por completo, reducido a óxido y fragmentos del pasado.

En el año 2023, los restos del Titanic se convirtieron en el escenario de otro triste evento: el sumergible Titán, operado por OceanGate, implosionó durante una expedición turística al lugar del naufragio. En el evento partieron sus cinco ocupantes, incluido el CEO de la empresa y varios turistas.