Una despedida conmovedora desde el Vaticano
Este domingo 20 de abril, el papa Francisco hizo su última aparición pública desde el balcón de la Plaza de San Pedro del Vaticano, donde ofreció la tradicional Bendición Urbi et Orbi. Visiblemente debilitado y en silla de ruedas, el Sumo Pontífice saludó a miles de fieles que se congregaron para recibir su bendición pascual.
A pesar de los graves problemas respiratorios derivados de una neumonía bilateral diagnosticada el 14 de febrero, el papa insistió en estar presente en esta celebración clave del calendario litúrgico. Recorrió la plaza en el papamóvil y, aunque apenas pudo pronunciar algunas palabras, delegó la lectura completa del mensaje al maestro de ceremonias.

Un mensaje de paz, libertad y humanidad
Durante la bendición, el papa Francisco puso énfasis en la necesidad urgente de libertad religiosa, paz global y respeto por los principios humanitarios. “La paz no es posible sin libertad religiosa, de pensamiento y de expresión”, expresó al inicio del discurso.
Hizo un llamado firme a un alto el fuego inmediato en Gaza y pidió la liberación de rehenes, así como asistencia urgente para las víctimas del conflicto. “Que cese el fuego, que se liberen los rehenes y se preste ayuda a la gente que tiene hambre”, fueron sus palabras más destacadas en este sentido.
Alerta sobre el antisemitismo y conflictos internacionales
Francisco también alertó sobre el preocupante aumento del antisemitismo a nivel global y condenó los ataques a escuelas y hospitales. Reiteró que “nunca se debe debilitar el principio de humanidad como eje de nuestro actuar cotidiano”, y recordó otras zonas de conflicto como Ucrania, Armenia, Azerbaiyán, la República Democrática del Congo y Sudán.
El papa pide un desarme global
El último mensaje del papa Francisco incluyó una fuerte crítica a la carrera armamentística que domina la política mundial. En su reflexión final, afirmó que “la paz solo será posible si el mundo avanza hacia un verdadero desarme global”. Aunque reconoció el derecho de cada nación a defenderse, insistió en que esto no debe convertirse en una competencia militar generalizada.
El legado de un papa comprometido con la justicia y la paz
El 21 de abril, un día después de su última aparición, el papa Francisco falleció en Roma debido a las complicaciones de salud derivadas de su neumonía. Con su partida, se cierra un capítulo importante en la historia de la Iglesia católica, marcado por su incansable labor en favor de los más vulnerables, su búsqueda de la paz y su valentía para alzar la voz ante las injusticias del mundo.