La picazón en la piel es una molestia que casi todos hemos experimentado en algún momento. Sin embargo, cuando el comezón es persistente y no desaparece fácilmente, podría ser una señal de que algo más está ocurriendo en el organismo. Muchas veces, la causa es algo simple, como piel seca o una reacción alérgica, pero en otros casos, puede estar relacionada con afecciones más serias que requieren atención médica.

Causas más comunes de la picazón en la piel
Piel seca: La deshidratación de la piel es una de las razones más frecuentes. Se presenta especialmente en épocas frías o cuando hay exposición prolongada al sol sin el uso de cremas hidratantes.
Alergias: El contacto con ciertos productos, como detergentes, perfumes o tejidos sintéticos, puede generar irritación y provocar picazón intensa. También, algunos alimentos pueden desencadenar reacciones alérgicas.
Picaduras de insectos: Los mosquitos, pulgas o ácaros pueden causar comezón localizado. En algunos casos, la reacción puede extenderse si hay sensibilidad a la saliva de estos insectos.
Estrés y ansiedad: Factores emocionales pueden desencadenar síntomas físicos, incluyendo la picazón en la piel sin una causa aparente.
Enfermedades relacionadas con la picazón crónica
Si la comezón persiste por semanas o meses sin una causa clara, es importante considerar problemas de salud subyacentes:
Problemas hepáticos o renales: Cuando el hígado o los riñones no funcionan correctamente, se pueden acumular toxinas en el cuerpo, provocando comezón generalizada.
Diabetes: La mala circulación y los niveles elevados de azúcar pueden ocasionar sequía y comezón intensa en la piel.
Problemas en la tiroides: Tanto el hipotiroidismo como el hipertiroidismo pueden alterar la hidratación de la piel y generar picazón crónica.
Enfermedades de la piel: Afecciones como la dermatitis, la psoriasis o la urticaria pueden causar enrojecimiento, descamación y comezón intenso.
¿Cuándo acudir al médico?
Si la picazón no desaparece con hidratación, persiste por más de dos semanas, o está acompañada de síntomas como fiebre, fatiga, piel amarillenta o cambios inexplicables en el cuerpo, es fundamental acudir a un especialista. Un diagnóstico temprano puede ayudar a identificar y tratar cualquier condición de salud subyacente antes de que se agrave.