Un aneurisma es una dilatación anormal de una arteria causada por el debilitamiento de su pared. Este ensanchamiento puede producirse en diversas partes del cuerpo, como el cerebro, la aorta (la arteria principal que sale del corazón), el abdomen o las piernas. Si no se detecta a tiempo, un aneurisma puede romperse, generando una hemorragia interna potencialmente mortal.

Las causas de los aneurismas son variadas. Entre los factores de riesgo más comunes se encuentran la hipertensión arterial, el tabaquismo, el colesterol alto, la aterosclerosis (acumulación de placas en las arterias) y los antecedentes familiares. También pueden influir enfermedades del tejido conectivo, infecciones o traumatismos. En ocasiones, un aneurisma puede desarrollarse sin causa aparente, especialmente en personas mayores.
Los síntomas dependen de la localización del aneurisma. En muchos casos, no presenta señales evidentes hasta que se agranda o se rompe. Un aneurisma cerebral, por ejemplo, puede causar dolores de cabeza intensos, visión doble, rigidez en el cuello, o pérdida de conciencia si se rompe. En cambio, un aneurisma aórtico abdominal puede provocar dolor persistente en el abdomen o la espalda, una sensación pulsátil en el abdomen, o síntomas de shock si ocurre una ruptura. Los aneurismas periféricos, como en las piernas, pueden causar hinchazón o dolor local.
Es fundamental buscar atención médica inmediata si se presentan síntomas súbitos como dolor intenso e inesperado, pérdida de conocimiento, visión borrosa o dificultad para hablar. La ruptura de un aneurisma es una emergencia médica grave. También se recomienda chequeos periódicos si se tienen factores de riesgo conocidos, ya que algunos aneurismas pueden detectarse mediante estudios por imágenes como ecografías, tomografías o resonancias magnéticas.
El tratamiento varía según el tamaño, la ubicación y el riesgo de ruptura. Puede incluir un seguimiento regular, control de factores de riesgo o intervención quirúrgica. La prevención se basa en mantener un estilo de vida saludable: no fumar, controlar la presión arterial y el colesterol, hacer ejercicio y mantener una dieta equilibrada.
Detectar un aneurisma a tiempo puede salvar vidas. La vigilancia médica y la educación son claves para reducir el riesgo de complicaciones graves.